Hace una semana exacta que terminé de leer Océano mar. Y la verdad es que no dejo de darle vueltas. Adoro este libro y creo que supera a Seda en todo y que, dentro de unos lustros, será considerado un clásico moderno. Un libro que formará parte de la historia de la literatura.
La novela es una historia coral, una narración que se va contando desde las diferentes perspectivas de sus personajes, sus historias y sus actos. Pasamos de conocer a un pintor en busca de la esencia del mar, a encontrarnos con un científico loco en busca del límite de los océanos, a una niña enferma de vida,… y así, capítulo a capítulo, van surgiendo los personajes que parecen tener una cita desconocida en una perdida posada junto al mar. Un mar que es el verdadero protagonista de nuestra historia. De hecho, un naufragio es el verdadero hilo conductor de una novela con acontecimientos y personajes que parecen sacados más de un sueño que de la realidad. Una historia cuyos eventos y resolución quedan disueltos entre las infinitas aguas del mar.
El relato central narra el naufragio de una nave mercante en un accidente causado por la incompetencia de los oficiales a su cargo. Un naufragio que hace aflorar lo más indeseable de la condición humana. Es a partir de entonces cuando vamos conociendo el final de algunos de nuestros personajes y su relación, hasta ese momento desconocida para el lector.
Todo ello dentro de un marco onírico envuelto en plumas de ángeles y muros de de tinta.
Muy interesantes los modos en que el propio autor se introduce en la piel de los personajes (hay tres escritores en el libro) para ir tratando el oficio de la escritura. A su vez, realmente esclarecedor ese pintor que trata de pintar el mar, de captar todo su espíritu y, para ello, lo hace con agua de mar y sin pigmentos. Parece crítica mordaz.
Pero sobre todo, el libro es poesía, pero no podremos «decir» mar.
Hace muchos años, en medio de algún océano, una fragata de la marina francesa naufragó. 147 hombres intentaron salvarse subiendo a una enorme balsa y confiándose al mar. Un horror que duró días y días. Un formidable escenario en el que se mostraron la peor de las crueldades y la más dulce de las piedades.
Hace muchos años, a orillas de algún océano, llegó un hombre. Lo había llevado hasta allí una promesa. La posada donde se paró se llamaba Almayer. Siete habitaciones. Extraños niños, un pintor, una mujer bellísima, un profesor con un extraño nombre, un hombre misterioso, una muchacha que no quería morir, un cura cómico. Todos estaban allí buscando algo, en equilibrio sobre el océano.
Hace muchos años, estos y otros destinos encontraron el mar y volvieron marcados. Este libro explica el porqué, y escuchándoles se oye la voz del mar. Se puede leer como una historia de suspense, como un poema en prosa, un conte philosophique, una novela de aventuras. En cualquier caso, domina la alegría furiosa de contar historias a través de una escritura y una técnica narrativa sin modelos ni antecedentes ni maestros.