El niño que ya no soy


Hace mucho que no escribo nada sobre el Valencia Club de Fútbol. Probablemente todo el proceso de venta, junto a todo el desánimo que llevaba ya acumulado, no haya sido algo que me animase a escribir absolutamente nada. Para bien o para mal, ese proceso nos iba a llevar a manos de alguien cuyo sentimiento por el club estaría muy alejado de lo que yo puedo sentir en mi mente y en mi corazón. ¿Quién sabe lo que nos deparará el futuro? Nadie, o casi nadie, pero nos queda la esperanza de que el dueño, en este caso el Sr. Peter Lim, haga suyo a nuestro querido VCF y lo sienta en su interior como lo podemos sentir cualquiera de nosotros. Al menos su hija así parece estar sitiéndolo, cosa que me agrada. Un apunte sobre la chica, que una cría de 23 años les esté dando sopa con hondas, en cuanto a márketing y uso de las redes sociales, a tanto lumbreras con estudios es digno de estudio.

El tiempo, los años, han hecho que la ilusión fuera desapareciendo de mi vida, ni interés, ni tan sólo un poco de pasión viendo el fútbol de mi equipo. Pero también es cierto que esta temporada he vuelto a sentir el gusanillo del balonpié. Probablemente la paz que tanto necesitábamos, y la idea de volver a tener un equipo medianamente competitivo, han sido los medios necesarios para ello. Luego, evidentemente, llegan los partidos, el juego, y la euforia y el desencanto van y vienen al compás del viento que sopla, pero eso es el fútbol, al fin y al cabo. Pero esta entrada tampoco va de eso. Esta entrada va de un niño, un niño que, a pesar de los 600 kilómetro largos que separan Valencia de Málaga, siente al Valencia C.F. como un trocito de su ser. Disfruta viendo a su equipo, se enfunda la camiseta como el más preciado de los vestidos, enarbola su bufanda como si su vida le fuese en ello y se le iluminan los ojos como lo que es: un niño que ama a su equipo de fútbol por encima de las adversidades.

Viendo ayer su imagen en televisión debo reconocer que logró hacerme llorar. No por él, por mí, por ver que mi enfado, mi cabreo, es el enfado y el cabreo de quien se siente engañado, de quien antepone su malestar a los colores, al escudo. Pero sobre todo porque vi en él al niño que fui y ya no soy. Soy un adulto sin la ilusión y la alegría de un niño de 8 años cuyo máximo anhelo es ver a su equipo jugando en su tierra, en su ciudad. Una ciudad para la cual él es un paria, él es el que lleva la camiseta del equipo contrario. Un infiltrado que, a pesar de todo lo sufrido y visto en el terreno de juego, en el último minuto se pone en pie, observa el estadio y alza su bufanda al aire. Porque, ante todo, él es el Valencia Club de Fútbol.

Gracias Gonzalo.

Revolcándonos en la mierda


Nunca quise escribir esto porque es algo en lo que no creí nunca. Nunca he creído en salvadores, héroes, ni filántropos amantes del fútbol, del baloncesto, o de cualquier otro deporte. Y no creo en ellos porque las hostias de los últimos 22 años, desde que el Valencia C.F.  se convirtió en una S.A.D., han sido continuadas y de fuerza creciente. Todo aquel que ha pasado por la junta directiva (o cargos satélites) sólo ha buscado una cosa: el beneficio propio. Salvadores hemos tenido muchos, que hayan puesto la pasta en el VCF: ninguno. Todos los que han llegado como adalides de la salvación (o la democratización, elijan ustedes) sólo han querido una cosa: exprimir al máximo la naranja y explotar las posibilidades de negocio propio que les ofrecía el puesto. Ni uno solo se ha interesado por conseguir que el club fuese una maquinaria mínimamente perfecta.

Tal vez, lo más parecido a esa figura salvadora haya sido Amadeo Salvo, pero aún así creo que ni por asomo es El caballero blanco que a muchos les gustaría que fuera. Y no, no me gusta Peter Lim (y mucho menos el de Águilas, pero esa es otra historia) aunque sepa que probablemente sea la única opción real y seria de todo este proceso. Pero no es que no me guste él por ninguna razón en especial, es que no me gusta el mero hecho de este proceso de venta  en sí. No me gustan los acaparadores, como no me gustó desde el principio esa trampa de la ampliación de capital/Fundación que se sacaron de la manga Los Grandes Gestores para conseguir que les impusieran a ellos en el cargo. Y probablemente no me haya gustado todo esto desde el momento en que se creó la SAD hace 22 años y que ya nació podrida desde sus raíces. 22 años de chanchullos, de favoritismos, de mentiras y de continuas luchas de poder sin mayor fin que el beneficio propio a costa de la ilusión de los valencianistas. Esos mismos valencianistas a los que nos han tomado el pelo de forma constante y que de una vez por todas deberíamos gritar: ¡BASTA YA!

Desde el minuto 1 dije, en algunas redes sociales,  que esto no podía acabar bien. Y estoy convencido de que no va a hacerlo. Hay demasiado hijo de puta mamando de una teta casi seca y no quieren soltarla ni aunque la maten a cuchilladas. Demasiado cabrón más interesado en que no sea otro el que saque las vergüenzas de 22 años de expolio que en haber intentado que la gallina diese huevos, aunque no fuesen de oro. Demasiado malnacido al que sus miserias sólo le permiten seguir revolcándose en su mierda.

No sé cómo acabará esto pero, igual, lo que más nos interesa es consumar el acto que nos lleve a borrar 22 años de robos, extorsiones y estafas. No es comida de gusto pero, probablemente, sea la mejor solución

La polla de Camboya


Antes de empezar con esta entrada, me gustaría que oyeseis el siguiente audio. Es bastante repetitivo, por lo que si sólo queréis oír unos 30 segundos sabed que el resto es igual.

El de la cara de atontao de la imagen fija es Pedro Morata Calvo,  Jefe de Deportes de la Cadena SER en Valencia (al menos hasta el momento de escribir esta entrada). La polla de Camboya, realmente, es un pollo (con bastante pasta y de nombre Peter Lim) y no es de Camboya, es de Singapur, que no anda lejos de Camboya pero que es otra cosa. Tampoco le pidáis demasiado a Perico, el pobre no entiende mucho de nada, así que lo normal es que de geografía tampoco sepa mucho. El caso es que este hombre de Águilas (provincia de Murcia), obseso de la Mirinda, con un padre que tiene un bar, dueño de una discoteca a la que tuvo que cambiar el nombre por amenazas yihadistas (tal cual) y ex socio de un gimnasio del que hacía publicidad gratuita en los reportajes de Cuatro y que tuvo que cerrar por la crisis, o porque se pensaba que en Valencia todos los agilipollaos iban a ir a su gimnasio pagando la pasta que a él le saliera de la polla (la suya, no la de Camboya), se tomó al señor Lim a cachondeo y comenzó a soltar, cada dos por tres, la tontería del título.

Morata lleva ya bastantes años en Valencia y siempre  ha tenido la suerte de que todos los anteriores presidentes del Valencia C.F. eran bastante más tontos que él (que ya es decir). Si a esto juntamos que pertenece a uno de los medios de comunicación más fuertes de este país, pues la cosa la ha tenido a huevo. El único que le encaró y le dijo cuatro cosas fue Paco Roig, pero al Tronaor Mestalla lo largó con cajas destempladas tras un desastroso partido contra el Salamanca, y los subsiguientes mandatarios no supieron seguir su estela. Eso sí, Mestalla tiene al murciano bastante atravesado. De hecho, es el único periodista que ha conseguido que buena parte del estadio repitiera al unísono la cantinela: «Morata, eres un hijo de p…» a ritmo de chotis.

Pero llegó Amadeo Salvo, puesto a dedo (como prácticamente los anteriores presidentes) por la Generalitat Valenciana, y con la idea de refinanciar la deuda que el Valencia C.F. tiene con Bankia. El caso es que Salvo no le ha dado a Morata absolutamente nada, más bien al contrario. Y el murciano, pensando que con el dueño de Power Electronics iba a poder hacer lo mismo que había hecho con los demás, comenzó a soltar puyas una detrás de otra contra el nuevo mandatario valencianista. Pero la cosa le ha salido rana. Tan rana que todas las cosas que ha intentado torpedear estos seis meses que llevamos de proceso de venta le han acabado explotando en la cara: ha mentido e intentado menospreciar una cuantas veces a Lim, ha apoyado constantemente al banco (del que recibe subvenciones para su Anuario del Deporte Valenciano) y se ha posicionado por la oferta de Cerberus (uno de los principales acreedores del Grupo PRISA). Y su credibilidad cae cada día más. Su propio eslogan, «Sin ataduras«, ha acabado convirtiéndose en un chiste de las Redes Sociales de los aficionados valencianistas.

Nadie sabe como acabará el experimento Lim en Valencia, aunque tenemos la esperanza de que sea algo bueno que nos permita salir de la cuasi quiebra en la que nos encontramos. De lo que sí estoy bastante convencido es que Morata no se va a recuperar de ésta.

Y de regalo la rueda de prensa de Salvo para explicar el punto de vista del Valencia  C.F. en la venta… Si os queréis evitar el rollo, dadle directamente al minuto 15:30, y sobre todo no os perdáis el último minuto XD

… y se cerró el cortijo


Hoy, que parecía un día alegre. Hoy que parecía que la justicia mostraba su fuerza en esta tierra de dios. Hoy cierra nuestra Radio Televisió Valenciana. Podemos discutir sobre su calidad, su (im)parcialidad o su realidad como servicio público, pero no es el caso ahora. Hoy cierra el principal medio de comunicación de «la millor terreta del mòn» (ya quisiera yo saber quién y cuando sacó esta frasecita).

Independientemente de ideologías y demás, desaparece la única posibilidad de ver y oír las historias de esta tierra. Y se la han cargado entre todos esos políticos que han pasado por los diferentes gobiernos de esta Comunidad desde su creación.

RTVV nació en 1989, un 9 de octubre, con el fin principal de servir de medio de difusión de nuestra lengua y nuestra cultura. Algo que duró poco, muy poco. Pronto se convirtió en un panfleto político del gobierno de turno, un agujero sin fondo en el que colocar a los amigos, primos, amigos de los amigos y residuos políticos. De unos primeros trabajadores escogidos por una especie de concurso-oposición, se pasó a la decisión del dedo acusatorio de turno y, posteriormente, al mero reducto del colegueo y el braguetazo. De tal modo que, de unos primeros 600 trabajadores (antes de Zaplana), se ha llegado a más de 1700 empleados con vaya a saber usted qué méritos. 1700 trabajadores que suman más que los de T5, A3 y Cuatro juntos… para una televisión autonómica. Y alguno se extrañaba de que no fuera rentable. Fue tal el descontrol que, en ocasiones, y como juego irónico del despilfarro, yo he llegado a contar en un telediario la intervención de más de 30 locutores/enviados especiales. Lo que supone, junto a los cámaras de turno, de más de 60 personas para hacer un telediario. de absolutos locos.

El remate vino con un ERE que, sin pararse mucho a analizarlo, que era imposible que un juez lo admitiera sin estar renegando de su «supuesto» sentido de justicia. Imposible admitir que ciertos profesionales fueran expulsados del Ente Público y otros permanecieran sin méritos visibles (los invisibles los dejaremos para la rumorología, harto extensa en estas tierras).

Pero lo peor es el punto revanchista e hijoputa de la decisión del Consell Valencià. Exitía la posibilidad de recurrir la decisión del juez ante el Supremo, la posibilidad de, con tiempo, replantear el ERE de una forma correcta, buscar alternativas para intentar salvar nuestra RTVV. Pero no, como niño enfadado por el juguete no recibido, decide pegarle una patada al juguete  y destrozarlo para que ningún otro pueda jugar con él. Pero eso es algo a lo que estamos acostumbrados en la terreta: CAM, Bancaixa, Banco Valencia, Feria Valencia,… Tot per l’aire i a fer la mà.

Pero tenemos Fórmula 1, Copa América, Papa,… Y su puta madre.

Y (recemos para que no), las próximas elecciones volverán a ganar… porque lo valemos.

RTVV, D.E.P.

PD: Y lo próximo en caer… ¿será el Valencia CF?

PD2: Y lo que más  me cabrea es ese comunicado de los trabajadores diciendo cosas que no han tenido cojones de decir hasta que no se han visto con el agua al cuello. Vergüenza.

PD3: Impagable… http://verlanga.com/cine-tv/el-olvido-como-supervivencia/

La culpa siempre es del público de Mestalla


Lo primero, bienvenidos al infierno. Ardua tarea esta de las vacaciones 😉

Lo segundo, EPL me absorbe más tiempo del que quisiera, pero creo que ya todos vais viendo como la comunidad crece de forma exponencial. 5 meses y creo que mereció la pena.

Lo tercero, un primer artículo postvacacional que no es mío, pero como si lo fuera. Lo escribe un periodista deportivo que no sigue al VCF a diario, pero que explica mejor que ninguno de los que lo hacen el sentimiento de la afición valencianista:

Esquilmado por los que dicen que quieren al club mientras se aprovechan de él, el VCF ha vendido, progresivamente, a sus mejores activos. Endeudado, en números rojos desde hace lustros, el Valencia trata de sobrevivir con una economía de guerra. Compra lo que puede, no lo que necesita. Atrapado en un bucle incesante de guerras intestinas, condicionado por un sistema de Reinos de Taifas y paraíso de la incompetencia, el Valencia es un enfermo que no para de recaer. Diagnóstico, autodestrucción. Tratamiento: exigencia, orgullo y autoestima. Nadie lo aplica y el enfermo, con el paso de los años, está intubado y en fase terminal. Comenzó con una leve tos y ahora tiene angina de pecho. La culpa, dicen, es del público de Mestalla, que es muy exigente.

Villa, Silva, Alba, Mata e incluso Soldado (aquel que pasó del “tranquilos, me quedo, me debo a la afición” a “no creo en el proyecto y el presidente me ha mentido”). Cuando el dinero entra por la puerta, el amor salta por la ventana. El Valencia vende. Caro, si tiene comprador. Barato, si el recibo del banco aprieta. O regalado, cuando se pega un tiro en el pie (Isco). Entre saldos y novedades, el Valencia ha rebajado varios escalones el nivel de su plantilla. De ser alternativa de poder a los dos de siempre, ha pasado a comparsa y clá. De alternativa a los grandes a opositar a la mediocridad. De orgullo de una ciudad a dolor de una Comunidad. A la espera de dos palabras clave: cantera y hambre, la política ha consistido en vender a los buenos para pagar a los malos. Pero eso sí, la culpa es del público de Mestalla, porque dicen que es muy exigente.

Más allá de la depreciación del equipo, el caos institucional. Después de años de despilfarro, donde quienes iban a servir al club se sirvieron de él, el marrón le ha caído a Amadeo Salvo. Hoy, la viabilidad del Valencia está bloqueada. Y el presidente, tras recibir una herencia envenenada, hace honor a su apellido, buscando salvar la entidad. Por ahora, Bankia, Generalitat, VCF y Fundación han acordado una solución transitoria, aplazar los vencimientos de la deuda, hasta una sentencia en firme del Tribunal Superior de Justicia. Si hay aval, Bankia refinanciaría los créditos al Valencia (unos 220 M€) y la Fundación (85M€). Es decir, el club lograría una prórroga. Si no hay aval, si es declarado nulo, Bankia buscará recuperar su dinero y venderá el Valencia. Pero eso sí, la culpa es del público de Mestalla, porque dicen que es muy exigente.

En el país donde quien paga manda, el público ché lidia con la leyenda negra de pitar al banquillo (Cúper, Emery) y de silbar a quienes nunca recriminó (Benítez, Pellegrino), porque en caso de duda, el papel de malo se le arroga al público valencianista y a otra cosa, mariposa. En un club enfermo, deprimido – que recuerda al Atlético antes de la llegada de Simeone-, con una plantilla que aspira a todo en verano y es campeona de nada en diciembre, la culpa siempre es del público de Mestalla. Ese que, según dicen, es muy exigente. Ese que, por lo visto, no tiene quién le escriba, porque desde que este negocio es una industria, lo fácil es tirotear la reputación del que paga, no del que cobra.

El público del Valencia, que no tiene quien le escriba, que hace largas colas para renovar su abono, que apoya cuando los dirigentes no lo merecen y vive en el alambre mientras Bankia puede vender su club, no puede exigir a sus jugadores que se dejen la piel para no arrastrar la imagen del club. En un escenario donde la afición tiene asumido que no puede exigir títulos ni finales, es un pecado pedir, al menos, que los futbolistas se pongan a la altura de la afición. En el país que ha hecho una legislación no escrita de “el público siempre tiene la razón”, la afición del Valencia nunca la tiene. En un club donde la costumbre es echar al entrenador y cambiar todo para que nada cambie, la culpa siempre es del público de Mestalla. Esa afición que, dicen, siempre tiene la culpa, porque es muy exigente.

Posdata: Lo de anoche, ante el Sevilla, era lo que demandaba la afición del Valencia. una hinchada que no pide ganar la Liga, ni la Copa, ni la Champions. La grada ché, que está con Djukic y con su equipo, más allá de ganar o perder, simplemente pedía algo que no era tan difícil: que sus jugadores pusieran pelea, entrega e intensidad. Atributos necesarios, casta. La actitud necesaria para dejar de arrastrar la imagen del club. No existe, ni en el fútbol ni en la vida, una aspiración más legítima que honrar la camiseta con la cultura del esfuerzo. De eso, amigos, sí que tiene la culpa el público de Mestalla. Es culpable de pedir orgullo.

http://es.eurosport.yahoo.com/blogs/ruben-uria/culpa-p%C3%BAblico-mestalla-233930194–sow.html

A Rubén Uria lo podéis seguir en Twitter: https://twitter.com/rubenuria

La idiotez de no querer tener mitos


25 de abril de 1993

Estadio de Mestalla

Valencia C. F. – PSV Eindhoven

A un lado del rectángulo de juego el mito que se despedía, Mario Alberto Kempes, en el otro extremo el anhelado, el que no vendría ni regalado, el que al final vino pero no pudo estar: Romario de Souza Faria. Ése fue el último partido de homenaje, que yo recuerde, que se ha disputado en Mestalla.

Desde 1993 hasta la actualidad, el Valencia C. F. ha ganado la Copa del Rey del 99, la Supercopa de España del 99, la Liga del 2002, la del 2004, la UEFA del 2004, la Supercopa de Europa en 2004 y la Copa del Rey del 2008. Se han jugado dos finales de Champions League (2000 y 2001). Todos esos títulos y finales son los que tiene en su palmarés Miguel Ángel Angulo, más una Copa de Europa de selecciones sub-21. No ha recibido su partido de homenaje.

Durante esos años (y con los mismos títulos a nivel de club que Angulo), un portero, Santiago Cañizares, ha obtenido tres veces el premio Zamora al portero menos goleado de la Liga española. No ha recibido partido de homenaje alguno.

Amedeo Carboni cuenta con seis de esos títulos (salvo la Copa del 2008), además de ostentar el récord de edad en el club, al retirarse con 41 años y un mes. No ha tenido aún su partido de homenaje.

Fernando Gómez Colomer es el jugador del Valencia C. F. con mayor número de partidos y minutos disputados con la camiseta blanca. Tampoco tuvo su partido de homenaje.

La lista podría ser enorme. Con los mismos títulos a nivel de club tenemos varios jugadores de los de la época de la doble Liga: Rubén Baraja, David Albelda o Carlos Marchena, por ejemplo, aunque este último cuenta en su haber con 3 títulos de selección (Eurocopa sub-20, Eurocopa y Mundial absolutos), más una medalla de plata olímpica.

La pregunta es: ¿qué ha hecho David Albelda, que no hayan hecho los demás jugadores nombrados, para que se intente desde los medios de comunicación que tenga un partido de homenaje? ¿Qué méritos, que no tengan los demás, tiene para tamaña distinción pisoteando el recuerdo de los otros exjugadores? Probablemente no tenga nada que le haga destacar por encima de los demás que parecen tener vetado el reconocimiento.

Por ello, por los méritos de todos, no queremos un partido de homenaje al que fuera capitán del Valencia C. F. Lo que queremos, lo que exigimos, es un partido homenaje a todos los jugadores que, en mayor o menor medida, participaron en esa década gloriosa de nuestro equipo. Porque todos ellos merecen ser mitos de nuestro Valencia.

Tanta gloria lleves como paz dejas


Ni pretendo ni quiero negar mis ideas. Pocos habrá que no conozcan mi animadversión por David Albelda Aliqués (alias el Llagrimetes, el Patriota, el Cono,…). Básicamente mi asco va hacia la persona, no hacia el futbolista, al menos hacia el futbolista que fue hasta el año 2004. Aquel verano en el que el hoy idolatrado 6 del Valencia puso nombre a la razón de la marcha del, probablemente, mejor entrenador del Valencia C. F. (Rafael Benítez): dinero. Él que sólo ha pensado en los colores de su equipo del alma. ¿Dónde vas a comparar?

No le quito los méritos deportivos, con él en la plantilla el Valencia C. F. vivió sus mejores años (al menos de la época moderna). Hizo de su esfuerzo un complemento perfecto a otro grande de nuestro equipo: Rubén «el Pipo» Baraja, uno de los tipos más íntegros que han pasado por este club y al que el Gran Gestor despidió a través de los micrófonos de Canal+. ¿Dónde cojones estaban todos esos plumillas que hoy ponen el grito en el cielo por la no renovación del único jugador que ha presentado una denuncia contra nuestro club? Probablemente los que más le lloran sean los que más le deben. Ellos sabrán cual es el plato del que comen. Los mismos juntaletras que no movieron un dedo por el tipo que más títulos ha logrado en el Valencia C. F. en los últimos tiempos: Miguel Ángel Angulo. Más que el 6, que ya es decir.

Por cierto, para los que piden partidos homenaje y tal. Mirad a ver cuantos partidos homenaje ha hecho el Valencia C. F. desde el famoso partido en honor a Kempes contra el PSV… Pues eso.

A Don David Albelda Aliqués, gracias por los servicios prestados, gracias por el esfuerzo, gracias por la entrega, gracias por el pundonor y todo lo demás. Bon vent i barca nova!

La paja en el ojo ajeno…


Hoy, leyendo mi Time Line de Twitter, me he encontrado con un enlace a un blog de un chico venezolano que estudia en Valencia. En su post nos habla de la decepción que sintió en su visita a Mestalla con razón del partido de Copa Valencia C.F vs C.A. Osasuna. Es cierto que algunas de las cosas que cuenta vienen como consecuencia de la paralización de las obras del Nuevo Mestalla, pero eso no le quita ni un ápice de razón. Como no quiero quitar ni una coma, os pongo el enlace a su blog.

http://carlosluis121.com/2013/01/17/mestalla/

Hay algunas cosas de las que reclama que son muy típicas de los espectáculos deportivos yanquis: restaurantes llenos de comida a tutiplén o las típicas actuaciones/concursos/participaciones que suelen hacerse, en territorio USA, en los descansos de los encuentros deportivos. A mí, que los he vivido in situ, no terminan de gustarme por el exceso de protagonismo que se les da y que, para mi gusto, terminan por hacerte perder la concentración en el juego con tanta interrupción, pero entiendo que él las reivindique como reclamo del espectáculo. Lo entiendo más como una diferencia cultural (USA frente Europa), aunque cierta parte de razón no le falta.

En otras, la dejadez de Mestalla, el abandono del público, la falta de señalización, horarios,… estoy de acuerdo al 100%. Muchas de estas cosas las he visto señaladas por aficionados al Valencia en multitud de foros y redes sociales, pero se ve que a los dirigentes solo les interesa la parte pecuniaria de los aficionados (…la viga en el propio).

La suerte del valencianí el argentino la desea


No estamos ya para descubrir América, ni creo que nadie se vea sorprendido por las afinidades que nuestros evangelizadores patrios sienten por ciertos jugadores de la terreta frente a los de origen exterior a nuestra piel de toro. Es algo que se lleva repitiendo de un tiempo a esta parte. A mí me resulta estúpido, por la gilipollez en sí misma, no por otra cosa, pero puestos a comparar veamos un ejemplo.

El affaire Gago lo conocemos de sobra, viene coleando desde antes de Navidades y todos sabemos ya el posicionamiento de los mal llamados medios de comunicación: Gago es un perro, un vago, un manta, no está implicado y ha dicho que se quiere ir. Aunque yo a él no le he oído decir ni mu (a su representante sí). Bueno sí, en la web del Valencia C.F., pero es que lo que dice «es todo mentira«. No sé de qué coño me extraño.

Bueno, el caso es que hay otro affaire, otro caso como el de Gago ( o incluso peor), otro jugador que parece que quiere irse. En este caso no es por un calentón tras la destitución de un técnico, si no que es algo que ya ha pasado con anterioridad en el club cuando había dos jugadores de calidad similar en el mismo puesto: la portería. Pasó con Andrés Palop y parece que Vicente Guaita también quiere salir si no es titular. Lo veo lógico hasta cierto punto. Guaita es un grandísimo portero, como lo es Diego Alves, pero han sido sus lesiones las que han provocado su no continuidad bajo palos. Es mala suerte, o no, pero es algo que los entrenadores también tienen en cuenta.

El caso es que todo este lío parece que viene provocado porque los representantes quieren mover la mercancía a ver qué les cae. Lo normal también. Lo que ya no es tan normal es que bajo premisas similares a uno se le arree estopa por el mero hecho de rellenar horas de programa (el argentino) y al otro se le excuse con la vaga argumentación de que sus representantes le están mareando y comiéndole la cabeza (el valenciano). Periodismo de investigación lo llaman.

Cosas tenedes, Cid, que farán fablar las piedras.

PD: El Valencia C.F. tiene pensado vender uno de los dos porteros en verano, se espera campañita. Yo no tengo preferencias, me gustan los dos por una u otra cosa. Si tuviera que elegir, por edad, me quedaría con Vicente, pero espero que lo de las lesiones haya sido algo transitorio y no algo constante en su carrera.

PD2: Los nombres que suenan: Palop (acaba contrato con el Sevilla), Adrián (acaba contrato con el Betis) y Andrés Fernández (de Osasuna y con contrato en vigor).

Cansado de tanto gurú hertziano valencianí (Karlsruhe in memoriam)


Y ahora para los de aquí.

Muchas veces hemos oído hablar de la guerra de medios, la lucha por la audiencia,… Algo lógico en este mundo de competencia en el que un oyente/lector/televidente supone aumentar los ingresos por publicidad. No es algo que desapruebe, lo que desapruebo son las formas. De un tiempo a esta parte, los medios de comunicación deportivos valencianos se sirven de unos métodos, cuanto menos, barriobajeros: desde el más asqueroso de los amarillismos hasta la invención de noticias sin el más mínimo pudor. Esas actitudes, esas formas, hacen de ellos, a vista de muchos aficionados, auténticos carroñeros informativos.

Yo crecí oyendo fútbol en la radio, con la sapiencia de Jesús Bernal, primero (al lado de ese inclasificable sujeto llamado Manolo Más), y las narraciones de José Luis Chiclana, después (alguno debería contar algún día su movida con Pedro Morata). Eso era periodismo, lo de hoy es pura mierda. Una mierda que ni ellos mismos son capaces de ver, salvo algún medio, y que siguen aumentando de forma considerable un día tras otro.

Estos personajillos, cada uno de un padre y una madre, capaces de desdecirse a los dos minutos, se han metido en una guerra sin cuartel que, en muchas ocasiones, parece más una película de los hermanos Marx que unos programas de radio o columnas periodísticas. Personajes capaces de vender su opinión por cuatro anuncios, consiguiendo que sus oyentes naden en el más absoluto caos. ¿Cuál es el interés de todo ese planteamiento esquizoide? Lo cierto es que no tengo ni puñetera idea. Pero sí tengo clara una cosa, como el Valencia desparezca, la mayoría de estos fantasmas van a tener que vivir debajo de un puente.

Si hacemos repaso tenemos a Pedro Morata (SER), Julio Insa (RadioEsport), Eduardo Esteve (Onda Cero), Manolo Montalt (R9),… todos con sus filias y sus fobias, en plan patio de colegio ursulino, capaces de repartirse hostias como panes y, posteriormente, juntarse en causas comunes. Algo de locos. Aquí hemos visto a Vidagany o Fran Guaita repartirle leches al Pimentó por todos lados para luego aliarse con él y mudarse a la Cadena SER para esconderse bajo palio. Y pelillos a la mar. Luego dicen que la gente no les toma en serio. Normal.

El caso es que ya la cosa ha llegado a un punto que no sé para donde van a tirar. Desde que Paco Roig llegó al Valencia, los medios periodísticos se han agrupado en bandos : los del pro y los del contra. Algunos incluso han pasado de ser pro a ser contra (o viceversa) en el espacio de tiempo de un suspiro. En esto, Morata se lleva la palma: apoyó (prácticamente exigió) la llegada de Soler para poder quitar de en medio a Roig (enemigo íntimo), para luego exigir su eliminación del mapa. Con Llorente lleva una relación de amor-odio que raya la bipolaridad. Y todo por los jodidos intereses. Los periodistas ya no informan, son meros extorsionadores que alteran el curso de las noticias según sus necesidades. Llega a ser realmente absurdo escuchar ciertos programas de radio el lunes siguiente a un partido. Según el bando y el resultado la temática puede ser realmente rocambolesca.

Luego está el otro extremo, el de llegar a inventarse noticias o crear falsas ilusiones en los aficionados por el mero hecho de creerse ellos los protagonistas del cotarro, cuando son meros voceros. Desde traer «inversores» que resultan ser unos engañabobos más chapuceros que Pepe Gotera y Otilio, hasta organizar manifestaciones en Valencia regalando bocadillos o montar un espectáculo bochornoso con un grupo de japoneses en un centro comercial. Eso es el periodismo deportivo valenciano. Evidentemente hay profesionales que intentan hacer su trabajo de forma correcta, pero son los menos o son relegados al ostracismo (sigo echando de menos General de pie).

Lo de los rumores de fichajes y tal lo dejo estar, por imposible.

Pero lo que más me enerva es la última moda de estos correveidiles: el uso de las banderas como seña de identidad del club, el hacer del blaverismo más casposo y recalcitrante un modo de supervivencia futbolístico. Y eso me da nauseas. La proliferación de ese argumentario sin fundamento, según el cual este club debe aumentar el número de jugadores de la tierra en detrimento de otros cuya implicación, en el mejor de los casos, es tan dudosa como su nivel futbolístico, empieza a resultar cansino y propio de indocumentados con ganas de conseguir audiencia a partir de la cultura del patrioterismo de pueblo. Ese argumento de falla de barrio se cae por su propio peso simplemente retrocediendo unos años, hasta la temporada 2003-04, el año del doblete no teníamos una plantilla con amplia mayoría de valencianís: 7 (3 más que la actual).  Y de ellos, titulares indiscutibles solamente 2: Albelda y Vicente. Por el contrario, ha habido temporadas con una amplia mayoría valenciana en la plantilla y no pasábamos de un mediocre cuarto puesto (cuando se llegaba). Por ejemplo, en la 1991-92, así a bote pronto, me salen doce jugadores de la Comunidad y en la 1993-94 cuento 10. Y esos jugadores son los que protagonizaron la mayor vergüenza que recuerdo yo: el 7-0 de Karlsruhe . Si nuestro actual número 6, el de «el que no quiera estar aquí que se vaya», tuviese un mínimo de sentido común (de los palmeros que le ríen las gracias mejor no digo nada) debería cerrar la bocaza, pensar si él mismo merece estar donde está y si realmente lo que nos interesa son jugadores valencianos.

PD: Sólo echando un vistazo a 1ª División, y viendo los jugadores valencianos que hay en las diferentes plantillas, algún abanderado de la causa podría pensar que igual no mantendríamos ni la categoría.