Marina Abramovic es una artista performance de origen serbo-croata. Su obra comenzó allá por los primeros años 70. El performance es una actuación de carácter artístico que intenta explorar la provocación, el sentimiento y la conexión entre el artista y el espectador. No es una actuación como tal puesto que interviene, en gran medida, la improvisación y el contacto artista-espectador. Las primeras obras de Abramovic buscaban básicamente el control sobre su propio cuerpo, inflingiéndose a sí misma dolor o permitiendo que los espectadores interactuaran con ella, llegando algunos incluso a la agresión.
En 1976 conoce en Amsterdam a Ulay, otro artista pionero del performance y con el que mantiene una relación de amor odio que abarca hasta 1988. Ese año, como proceso previo a su ruptura, idean una performance que les lleva hasta la Gran Muralla China. Ambos comienzan a recorrerla, cada uno desde un extremo, para encontrarse en un punto central, donde se abrazan y se dicen adiós. Durante 23 años no volvieron a encontrarse.
En 2010, el MOMA de Nueva York plantea una retrospectiva de Marina. Su obra se expone bajo el lema «The artist is present». En dicha muestra Abramovic plantea un performance durante más de 700 horas. La idea es simple: una mesa, dos sillas (una a cada extremo), la artista sentada en una de ellas, cabizbaja, con los ojos cerrados. La otra silla queda libre para que cada visitante puede sentarse y sentir la mirada de Marina durante un minuto. Pero uno de esos visitantes es Ulay…
PD: Esta performance tuvo una segunda historia curiosa. Uno de los días posteriores al encuentro con Ulay, en la silla de los visitantes, se sentó una joven vestida y peinada como la Abramovic. Se sentó en la misma postura, hizo los mismos gestos y allí permaneció todo el día. Y creó su propio performance: “Anxiety of Influence”